MADRID.
La exposición que el Museo Reina Sofía dedica a Ida Applebroog (Nueva York, 1929) es su mayor y más exhaustiva retrospectiva hasta la fecha. La selección de obras, que abarca un periodo de más de cinco décadas, incide en los intereses y preocupaciones constantes que han acompañado a la artista a lo largo de su vida como la violencia, el poder, las políticas de género o la sexualidad femenina.
Entre 1969 y 1973 realizó un conjunto de esculturas en diversos materiales que supuso el germen de conceptos, prácticas y plásticas que desarrollaría en los años sucesivos. La mayoría de ellas son piezas performáticas a escala humana que invitan a ser transitadas y experimentadas. El conjunto está hoy desaparecido pero se conserva un buen archivo técnico y fotográfico que se muestra parcialmente en esta exposición.
Algunas de estas primeras esculturas abstractas —las realizadas con pergamino— experimentaron una drástica reducción de escala y una evolución orgánica en una serie de pequeños teatros (stagings) tridimensionales caracterizadas por lo narrativo, la incorporación del texto, y la disgregación de los límites entre lo público y lo doméstico. Tanto sus stagings como su primera película It’s No Use Alberto (1978) fueron el caldo de cultivo de uno de sus proyectos más destacados y personales, los Performance Books, tres series de libros de artista publicados entre 1977 y 1981: Galileo, Dyspepsia y Blue Books. Las viñetas que se repiten aparentemente sin sentido en las páginas de estos libritos delatan a Applebroog como una admiradora del teatro de Beckett, con quien comparte la herramienta del humor y lo absurdo para desenmascarar con crudeza las lacras atemporales de la sociedad.
A partir de los primeros años de la década de 1980, Applebroog abandonó esta escala más intimista para trabajar con papel y lienzos de formato mayores, como Everything Is Fine (1990-1993), Variations on Emetic Fields (1990) o Tattle Tales (1992-1994), que pueden ser entendidos como obras individuales pero también como grandes instalaciones. Estas obras se convierten en un soporte más que permite a la artista incidir con gran lucidez, y sin falta de ironía, en las fatalidades humanas. La artista juega y confunde al espectador: por un lado, le obliga a mantener la distancia a través de distintos recursos como marcos ilustrados o telones interpuestos, y por otro le obliga a transitar por las instalaciones o lo identifica sutilmente en escenas domésticas cercanas.
El trabajo de Ida Applebroog se ha mostrado en documenta 8 (Kassel, 1987) y dOCUMENTA 13 (Kassel, 2012). Asimismo, ha sido objeto de exposiciones individuales en el Institute of Contamporary Art (Miami, 2016), en el Brooklyn Museum (Nueva york, 1993), en el Irish Museum of Modern Art (Dublín, 1993), en el Contemporary Arts Museum (Houston, 1990) o en el Whitney Museum of American Art (Nueva York, 1978), entre otros.
La exposición permanecerá abierta hasta el 27 de Septiembre de 2021. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Edificio Sabatini, Planta 1.
Fotos: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.