LONDRES.

El Barbican Centre de Londres presenta Dirty Looks: Desire and Decay in Fashion, una exposición que reivindica la belleza de lo impuro. Bajo la curaduría de Karen Van Godtsenhoven y Jon Astbury, la muestra revela cómo la suciedad —literal y simbólica— se ha convertido en un lenguaje subversivo dentro de la moda contemporánea.
Desde vestidos de gala arruinados hasta vaqueros manchados de forma deliberada, prendas salpicadas de barro o piezas recicladas, la exposición demuestra que el mundo de la moda nunca ha estado tan sucio… ni tan provocador. Lejos de ser un simple gesto estético, esta aproximación cuestiona la obsesión del sector por la perfección digital y las superficies brillantes, proponiendo una nueva mirada sobre la autenticidad, el cuerpo y nuestra relación con la tierra.
“En la moda, acostumbrada al glamour y al artificio, la suciedad introduce una dosis de realidad”, explica Van Godtsenhoven. Astbury añade: “Es una forma de desobediencia, de romper el orden de lo que consideramos bello o aceptable”.
Dirty Looks reúne más de 120 obras de 60 diseñadores de todo el mundo, trazando un recorrido entre el pasado, el presente y el posible futuro de la moda. Entre los nombres destacados figuran Alexander McQueen, Vivienne Westwood, Hussein Chalayan, Miguel Adrover, Issey Miyake y Maison Margiela, junto a voces emergentes como Elena Velez, Yuima Nakazato e IAMISIGO.
En este diálogo intergeneracional, la exposición sugiere que la suciedad no solo mancha, sino que también revela. En las grietas, en el desgaste y en la decadencia se insinúa una nueva forma de deseo: una moda más humana, más sostenible y profundamente consciente de su propia fragilidad.



Fotos: Barbican Centre.