RUMANÍA.
Nacido en Siret, Rumania, el artesano Cristian Marianciuc se mudó para estudiar en Sydney, Australia, donde realizó un curso de cultura japonesa y quedó fascinado con el origami.
En 2015, regresó a Rumania y comenzó a fabricar una grulla de papel por día, siguiendo la tradición japonesa del senbazuru : un cuento popular que dice que al que dobla 1,000 grullas de origami se le concede un deseo. Y así, lo que comenzó como un desafío, se convirtió en una pasión.
Presente en la mitología y el folklore chino, las grullas son un símbolo de los inmortales taoístas que tenían habilidades mágicas para transformarse en estas aves y tomar vuelo. Cristian Marianciuc se inspiró en este mismo misticismo y encanto y desde entonces, trata de capturarlo en sus creaciones de origami.
Cada grulla de papel diseñada por Cristian Marianciuc tiene detalles extraordinarios. Fotos: Cristian Marianciuc.