LEÓN.
La exposición Anda-Ven-Vuela hay que pensarla como una gran obra, una gran instalación. En ella encontramos el lenguaje recurrente en toda la producción de Menchu Lamas: la creación de motivos que el espectador puede reconocer, formas y elementos que distinguen su forma de puntuar la obra —la línea, el punto— y un uso particular del color. La creación de una experiencia inmersiva a partir de principios simples es una constante. La instalación ocupa de forma totalizadora el espacio del museo creando así la ilusión de un gran abrazo. Al igual que en una cueva primitiva o la bóveda de una gran catedral, la creación de una atmósfera en la que convivimos nosotros y la obra es la meta. La casi totalidad de las obras son nuevas —casi ochenta pinturas—. Menchu Lamas produce con la lógica de crear una familia, un gran conjunto de obras que están interconectadas, que parten de un mismo impulso, una misma idea. En sus propias palabras: “El arte es la síntesis de lo real. A partir de un motivo interno que para mí tiene mucha fuerza y me atrapa. Trabajo el cuadro en un intento de atrapar el sueño que llevo dentro”.
Para Menchu Lamas la pintura hace posible una relación dinámica entre la visualización de formas mentales y la capacidad y la libertad de interpretación que cada uno de nosotros hace de esas imágenes. La pintura primero vive en la mente y la mano de la artista y luego, aquí y ahora, vive en nosotros. La transferencia de la energía imaginativa y vital se hace posible gracias a la obra. La obra no solo hace esa transferencia posible una vez, sino que mantiene por siempre esa posibilidad. En este sentido la pintura mantiene un pacto político con la idea de libertad, continuidad con la vida y transmisión de valores simbólicos y éticos de generación en generación.
Menchu Lama escribe: “A mí siempre me interesó el color y la pintura como materia: pienso que esto da toda la libertad para hacer lo que se quiera. En arte, más allá del medio que se utilice, lo que cuenta es la capacidad para transmitir emociones y alcanzar una obra intensa y plena. La pintura es una herramienta conceptual que al mismo tiempo tiene una inmediatez insustituible, donde está presente el cuerpo y la pasión de la mirada”.
En este sentido se puede afirmar que la obra de Menchu Lamas busca de forma deliberada la creación de un universo de fácil acceso, simple, directo y a la vez bello, abierto, naif, atento a los grandes mitos arcaicos, estrechamente comprometido con la sabiduría de lo popular, lo espontáneamente ingenuo… La obra de Menchu Lamas busca una situación en la que no solo comprendamos la obra, sino que la propia obra se constituya como tal. En este sentido nosotros —los espectadores— somos primordiales. Pero también debemos pensar que ese nosotros podría extenderse a los animales, los bosques, los ríos y los océanos. Vemos la obra aquí, en el MUSAC, pero no es descabellado pensar que la obra pudiera estar en el corazón de un bosque, erigirse ante nosotros en una playa de Galicia, o compartir su espacio con las formaciones de granito de los montes gallegos. Sí, el museo es muy conveniente, pero Menchu Lamas nos invita a estar, no solo a mirar, a quedarnos y dejar que nuestros sentidos y los sentires de la obra fluyan juntos durante un tiempo.
La exposición podrá visitarse en la Sala 3 hasta el 22 de Enero de 2023.
MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. Avenida de los Reyes Leoneses, 24 24008 León
Fotos: MUSAC.